La iniciativa consiste en un “Plan de recuperación de espacios públicos y erradicación de microbasurales” en sectores aledaños a la concesión, particularmente en el Acceso Sur a Santiago (comunas de La Granja y La Pintana). Su objetivo es generar un impacto social y ambiental positivo mediante la colaboración con los vecinos, las autoridades locales y la propia concesionaria, para eliminar la acumulación de residuos, escombros y asentamientos precarios. La práctica se implementa de manera permanente, con cada intervención tomando entre 3 y 6 meses según las condiciones del territorio. Afecta principalmente las áreas de Operaciones y Mantenimiento Vial, así como la gerencia de Sostenibilidad y Relacionamiento Comunitario, involucrando a los equipos encargados de la seguridad vial y la infraestructura.

Los objetivos específicos apuntan a:

- Recuperar espacios públicos de forma colaborativa con las comunidades y municipios.

- Reducir microbasurales y asentamientos precarios en la zona de influencia, mejorando la percepción de seguridad de los vecinos.

Como metas medibles se propuso:

- Disminuir en 50% la cantidad de escombros retirados (medidos en m³) de las áreas intervenidas.

- Reducir en 40% la huella de carbono derivada del transporte y la disposición final de escombros.

- Bajar la tasa de incivilidades y delitos en los lugares intervenidos.

La implementación sigue cinco pasos clave:

- Identificar los puntos críticos a intervenir.

- Reunir a actores relevantes (comunidad, municipalidades, instituciones estatales).

- Diseñar en conjunto un proyecto de recuperación del área.

- Ejecutar activaciones y mejoras en el espacio (plantación de árboles, plazas de calistenia, iluminación, etc.).

- Monitorear y dar seguimiento para asegurar la sostenibilidad de la intervención.

Se trabajó con municipios (Direcciones de Seguridad Pública y Medio Ambiente), Carabineros de Chile y el Ministerio de Obras Públicas (Inspector Fiscal) para asegurar la viabilidad de cada iniciativa.

Los principales desafíos fueron, en primer lugar convocar y conciliar intereses entre comunidad, municipios y la compañía. Además, convencer internamente a los líderes de la empresa sobre la efectividad de soluciones a largo plazo. Finalmente, rradicar conductas arraigadas como vandalismo, microtráfico y depósitos ilegales de residuos.

Para superarlos, se implementaron “activaciones” con la participación de residentes y autoridades, haciendo uso intensivo del espacio para desincentivar las malas prácticas y favorecer un sentido de pertenencia. La gran lección ha sido la importancia de adaptar la solución a la realidad de cada territorio y diseñar intervenciones participativas que permitan sostener los avances en el tiempo.
 

La práctica puede replicarse en otros sectores del Acceso Sur y en distintas concesiones o empresas que enfrenten problemáticas similares. Se recomienda, para la primera fase de levantamiento y diseño, la escucha activa a la comunidad desde el inicio, integrando sus necesidades en el diseño de la intervención, así como la articulación con autoridades (municipios, Carabineros, MOP) para alinear esfuerzos y agilizar procesos.

Después, ejecutar acciones participativas (reuniones, actividades recreativas, mejoramiento de la infraestructura) para fomentar el uso y la apropiación de espacios por los vecinos.

Finalmente, difundir los resultados a través de presentaciones, conversatorios y redes sociales, con el fin de mostrar el impacto y motivar a más organizaciones a adoptar soluciones similares.