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La brecha de especialización en mano de obra local.
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La brecha de especialización en mano de obra local.
Cuantitativos: 47 estudiantes han participado durante dos años, de los cuales el 10,4% fue contratado por la empresa y un 6% continúa con contrato vigente. Cualitativos: Mejora significativa en la relación con los liceos participantes. Mejor percepción del rol de la empresa en la formación de los estudiantes. Impacto económico: Ahorro estimado del 7% en costos operativos por disminución de traslados y alojamientos al contar con mano de obra local formada.
La práctica busca acortar la brecha de especialización en mano de obra local mediante un programa de formación temprana para estudiantes de liceos técnico-profesionales en especialidades relacionadas con la construcción. Incluye pasantías en obra, capacitaciones y práctica profesional, en coordinación con instituciones educacionales. Los estudiantes se integran a cuadrillas reales bajo la supervisión de profesionales, adquiriendo experiencia en seguridad, prevención de riesgos y labores propias del rubro. Esta práctica anual tarda aproximadamente dos meses en ser preparada e impacta áreas clave como el relacionamiento comunitario, la productividad y la seguridad y salud ocupacional.
Los objetivos son acortar la escasez de mano de obra especializada y fortalecer vínculos con liceos técnicos de la región. Las metas medibles incluyen:
Lograr que al menos un 30% de los alumnos participantes se integren a la industria de la construcción tras finalizar su escolaridad.
Incluir al menos dos liceos técnico-profesionales por ciclo en el programa.
La puesta en marcha del programa se desarrolló a través de una serie de etapas planificadas que permitieron articular de forma efectiva la relación entre la empresa y los liceos técnico-profesionales. En primer lugar, se realizó un proceso de identificación y acercamiento a establecimientos educacionales con especialidades afines al rubro de la construcción. Posteriormente, se definieron las especialidades que participarían del programa y se establecieron canales de coordinación directa con los liceos, incluyendo la asignación de coordinadores responsables por parte de cada institución.
Una vez consolidada esta etapa inicial, se llevaron a cabo reuniones informativas y de planificación con alumnos, apoderados y equipos técnicos de los liceos. Paralelamente, se impulsó la formación de maestros guías dentro de la empresa, quienes serían responsables de acompañar y supervisar directamente a los estudiantes en terreno.
Los alumnos fueron asignados a distintas obras, donde desarrollaron su aprendizaje práctico bajo supervisión directa. Además, se realizaron capacitaciones específicas a través de un OTEC, y se establecieron cupos para la realización de prácticas profesionales, incluyendo la elaboración de informes de desempeño individuales.
Uno de los principales desafíos enfrentados durante la implementación del programa fue lograr el compromiso efectivo de los trabajadores de las cuadrillas. Era fundamental que no solo aceptaran la presencia de los alumnos en terreno, sino que también asumieran un rol activo en su integración, guiándolos en materias de seguridad y apoyándolos en la ejecución de sus tareas.
Para abordar este desafío, se llevaron a cabo reuniones de inducción con los equipos de trabajo, donde se explicaron en detalle los roles que cada uno debía asumir, los objetivos del programa y las metodologías de acompañamiento esperadas. Esta instancia permitió alinear expectativas y fortalecer la disposición de los equipos a colaborar.
Entre las principales lecciones aprendidas, se destaca la importancia de concientizar a toda la organización respecto al propósito del programa. Cuando los equipos comprenden el valor que tiene su participación en el proceso formativo de nuevos técnicos, se genera un ambiente de mayor compromiso, empatía y colaboración activa, lo que contribuye significativamente al éxito de la iniciativa.
La experiencia ha demostrado que esta práctica puede ser replicada con éxito por otras empresas del sector, siempre que se sigan ciertas recomendaciones clave. En primer lugar, es fundamental identificar liceos técnico-profesionales que cuenten con especialidades afines al giro de la empresa, y establecer un primer acercamiento explicativo que permita generar interés y compromiso por parte de la comunidad educativa.
Una vez establecida la colaboración, se recomienda definir claramente las especialidades que participarán y estructurar el proceso en etapas progresivas: pasantía, capacitación y práctica profesional. Este orden permite una integración gradual de los estudiantes al entorno laboral.
Para asegurar una coordinación efectiva, es importante asignar responsables tanto dentro de la empresa como en los liceos, quienes actúen como enlaces permanentes entre ambas instituciones. Si se trata de la primera vez que se ejecuta una iniciativa de este tipo, es aconsejable comenzar con un piloto acotado —por ejemplo, una sola especialidad y un grupo reducido de alumnos— lo que facilita el aprendizaje y el ajuste del modelo.
Asimismo, es esencial establecer una comunicación fluida, mediante reuniones periódicas, y mantener un contacto diario con las obras durante el período de pasantía, de modo de poder atender cualquier situación imprevista que pueda surgir y acompañar adecuadamente el proceso formativo de los estudiantes.
Si en tu empresa implementaron una acción que ha aportado en su sostenibilidad ambiental, social o económica, te invitamos a descargar esta ficha, completarla y enviarla.
Si en tu empresa implementaron una acción que ha aportado en su sostenibilidad ambiental, social o económica, te invitamos a descargar esta ficha, completarla y enviarla.